Trampas de la inflación

11.05.2018

Si hay un indicador macroeconómico que preocupa de forma significativa a los economistas, a los hacedores de política pública, a los empresarios y, en general, a los consumidores es la inflación, es decir, el indicador que señala el incremento o decremento generalizado de los precios de los bienes y servicios.
El comportamiento de este indicador preocupa, debido a que sus efectos son múltiples; por ejemplo, cuando aumenta significativamente, como se observó en México el año pasado, provoca que se disminuya el poder adquisitivo de la población, es decir, que el dinero con que cuenta la población les alcance para comprar menos productos.
A las empresas, como al gobierno, afecta sus planes presupuestales, debido a que incrementos en los precios, más allá de lo previsto, presionan que los planes no se cumplan o se tenga que realizar un ajuste al presupuesto para poder cumplir las metas de producción o lograr atender lo que se tenía considerado.
Por ello, el incremento acelerado de las gasolinas de los últimos meses, presionarán a que las empresas, el gobierno y la población en general tendrán que reajustar su gasto para poder hacer frente a esta situación. Aunque se diga lo contrario, este tipo de productos afecta a toda la población de forma directa o indirecta. Si asumimos que anualmente se consume en el país alrededor de 65 mil millones de litros de gasolinas y diésel, hace 8 años pagábamos por ese consumo alrededor de 500 mil millones de pesos; hoy pagamos aproximadamente 1.1 billones de pesos; es decir, esto significa que el gasto que realizamos en estos energéticos equivalen alrededor de 7 por ciento del Producto Interno Bruto.
Lo anterior nos expone un panorama en donde principalmente las familias y las empresas han tenido un impacto muy importante en su economía, ya que en estos últimos 8 años las gasolinas se han incrementado en 100 por ciento. Situación que contrasta con los incrementos salariales, los que en promedio se han incrementado de manera anual entre 3.5 y 4.5 por ciento.
Es claro que las empresas no sólo afrontan la problemática del incremento de sus insumos energéticos, sino que también reconocen que tienen presiones para elevar el salario de los trabajadores para que estos puedan recuperar su poder de compra; sin embargo, debido a que las tasas de crecimiento económico del país siguen manteniendo un nivel por debajo de 3 por ciento, resulta insuficiente para hacer que las empresas se vuelvan más rentables y puedan dar mayores salarios a sus trabajadores.
De esta forma, el bajo crecimiento con procesos inflacionarios provoca una trampa empobrecedora tanto para las familias como paras las empresas.
El panorama para los siguientes meses no parece distinto a lo observado en años previos; además de las presiones que genera el tipo de cambio y los precios internacionales en el petróleo a la inflación, todo parece indicar que seguiremos igual.
Por ello la importancia de que se presente un conjunto de estrategias económicas que nos permitan atender los sectores más dinámicos de la economía y con ellos lograr acelerar el crecimiento económico y la productividad en el país. De lograrse, haremos que los salarios reales crezcan y mejore la rentabilidad de las empresas. Usted ¿qué piensa? 

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