Parte del ciclo económico
Existe una fuerte expectativa de parte de instituciones, tanto nacionales como extranjeras, dedicadas al análisis económico en relación a que la economía mexicana, en los siguientes trimestres, podría entrar en una fase recesiva, es decir, básicamente que la tasa de crecimiento disminuya. Esta percepción negativa se acrecenta debido a que, desde el segundo trimestre de 2017, la economía -en promedio- se ha estado desacelerando, es decir, cada trimestre crece a un menor ritmo.
En principio hay que establecer que la recesión son parte de los ciclos que atraviesa la economía a lo largo del tiempo, esto significa que son inevitables sin embargo no se puede establecer con mucha anterioridad cuando aparecen, sin embargo, hay señales que se presentan previas a estas, tales como una desaceleración de la economía, aumento del desempleo, menor recaudación fiscal, depreciación de la moneda, aumento de tasas de interés. Pero sin duda, el referente más importante es la tasa de crecimiento económico.
La tasa de crecimiento es un indicador que muestra el comportamiento de la producción de bienes y servicios, si esta es mayor significa que en el país se eleva más la producción y con ello, la inversión, el empleo, se fortalece la economía, se aprecia el peso, entre otros impactos positivos. Cuando la tasa de crecimiento disminuye, y llega a ser negativa, es un síntoma de todo lo contrario.
En este sentido, la recesión representa una caída continua en la tasa de crecimiento económico de un país; generalmente, se ha establecido como norma dos periodos continuos de decrecimiento para considerarse recesión. Las recesiones generan impactos negativos menores a los que se generan con una crisis económica; en este último caso, se considera crisis cuando la caída de las economías se profundiza; las crisis que hemos observado en los últimos años nos señalan que tasas negativas de 6 por ciento representan un indicador de que el país ha caído en crisis económica.
Como mencionamos, las recesiones pueden preverse en el corto plazo, y es importante señalarlo, debido a que en este periodo se pueden diseñar e implementar políticas económicas anticíclicas, precisamente para anticiparse a los efectos negativos que podría generar la recesión; estas medidas, generalmente, se asocian a una política pública (política fiscal) que implique la ampliación del gasto destinado a inversión en infraestructura física. De esta forma, se evita que los efectos de la recesión puedan dañar de forma significativa el nivel de vida de la población.
Sin embargo, revisando los datos de cuentas nacionales de México, se aprecia que la desaceleración de la economía se asocia fuertemente con una desaceleración del gasto de gobierno, ya que, desde el segundo trimestre de 2017, se han observado tasas negativas y, cuando son positivas, son muy bajas. Datos del primer trimestre de 2019 exponen que el gasto de gobierno decreció en -0.8 por ciento.
Pero la desaceleración del gasto de gobierno no es el único factor que está incidiendo en la desaceleración de la economía; también se observa que, en los dos últimos trimestres, el comportamiento de la Formación Bruta de Capital Fijo ha sido negativo; en el cuarto trimestre de 2018 este decreció a un nivel de -2.2 por ciento y, para el primer trimestre de 2019, su tasa de decrecimiento fue de -0.9 por ciento. Este resultado expone que hay una caída en los últimos dos trimestres de la inversión en el país. También las importaciones y las exportaciones presentan un comportamiento hacia la baja, lo que significa que existe una alta probabilidad que, para la segunda mitad del año, el país pueda caer en recesión.
Esta situación implica que el gobierno establezca una estrategia económica que permita aminorar los efectos de una recesión, o en su caso, que dicha estrategia permita que se acelere la tasa de crecimiento del país, de esta forma se disminuye la probabilidad de que la población disminuya su nivel de bienestar. Usted ¿qué piensa?