La experiencia del ingreso básico universal
El constante crecimiento de los precios de los bienes y servicios, y la mayor presencia de actividades económicas que automatizan su producción, han presionado que la calidad de vida de la población, no tan solo en México, sino que a nivel internacional, se vea deteriorada. Principalmente, debido a que los salarios crecen por debajo de los precios, lo que incide directamente en una menor capacidad de compra.
Ante tal escenario, preocupa la posibilidad de que la pobreza y la desigualdad crezca, lo que ha incentivado la búsqueda de esquemas de política pública que permitan revertir esta situación. En este sentido, surge la propuesta del Ingreso Básico Universal no Condicionado (IBUNC), que plantea otorgar ingresos a toda población sin considerar su condición laboral o su riqueza.
Existen planteamientos encontrados respecto a esta propuesta; sin embargo, el periódico The Guardian, expone el caso de Finlandia, que se ha convertido en un referente al implementar el programa de Ingreso Básico Universal, un programa piloto que inició en enero de 2007 con una población beneficiada de 2,000 personas desempleadas en edades de 25 a 58 años que reciben un ingreso de aproximadamente 11,760 pesos mensuales por un periodo de dos años. Ese monto no está condicionado al estado laboral; es decir, si la persona desempleada encuentra empleo, de cualquier manera, seguirá recibiendo el pago por los dos años.
El modelo de este programa ha sido un referente en el mundo; sin embargo, dada la focalización que se le ha dado en Finlandia, es decir, a la población desempleada, es solo una forma en la cual se podría implementar un programa de esta naturaleza, aunque los expertos en materia social consideran que el programa debería estudiarse en otros grupos de la población, con diferentes niveles de ingreso.
Esto se plantea debido a que se encuentra en estudio los resultados que se generan con una focalización a la población en desempleo, sobre todo por los efectos que se podrían generar en el mercado de trabajo. De lo que se trata es de identificar cómo reacciona la población que recibe este beneficio respecto a la posibilidad de emplearse, ya que podrían existir incentivos a no laborar, ya que, al considerar el hecho de hacerlo, representa la posibilidad de pagar más impuesto, por lo que podría desincentivar la intención de trabajar.
La ideología de la izquierda es que un programa de esta naturaleza genera impactos positivos, ya que con la automatización industrial el desempleo en este sector ha crecido, así que este programa podría reducir los efectos de esta tendencia y, con ello, disminuir las desigualdades y la pobreza. Mientras que la postura de la corriente ideológica de la derecha visualiza las bondades de este programa, en un sentido en el cual la burocracia del sistema de desarrollo social del gobierno se podría adelgazar, y en consecuencia, reducir su presupuesto. Este último planteamiento se realiza debido a que los programas sociales no se adaptan a las condiciones que dicta el mercado de trabajo, que por un lado se asocia con el creciente desempleo, pero de igual forma precariza sus condiciones.Las interrogantes que surgen ante un programa de esta naturaleza se encaminan en diferentes vías, como el tema de salud, pensiones, apoyos a la vivienda y otros relacionados con la seguridad social. Los cierto es que no sería mala idea ir desarrollando una propuesta de política social con este enfoque en México, con el propósito de reducir la pobreza y la desigualdad, pero antes de hacerlo, es importante tomar en cuenta que, para evitar un efecto negativo, como un crecimiento en la inflación, es fundamental que el mercado de bienes y servicios se amplíe. Usted ¿qué piensa?