Balance sexenal

15.12.2017

Estamos en la recta final del año 2017, y es un buen momento para hacer un corte de los resultados de los primeros cinco años de gobierno federal en materia económica. Además, realizar una mirada a los resultados económicos de este gobierno debería constituir el punto de partida de las plataformas políticas de los candidatos presidenciales, sobre todo si consideramos que, en este proceso electoral, la población cuenta con un abanico diverso de medios para informarse, lo que les permitirá razonar su decisión del voto por aquel candidato que focalice sus propuestas en los verdaderos problemas que afronta el país.
En materia de crecimiento económico, seguimos presentando tasas muy bajas, durante este sexenio las tasas se ubicaron entre 1.5 y 3 por ciento anual. Aunque esto ha permitido incrementar el empleo en el país, es por ello que de 2012 a 2017 la tasa de desempleo disminuyó 500,000 millón de trabajadores, provocando que la tasa de desempleo pasara de 4.9 por ciento en 2012 a 3.6 por ciento en 2017, sin embargo, en materia de desarrollo y bienestar, para México este nivel de crecimiento resulta ser insuficiente.
Según los expertos en crecimiento económico y de acuerdo al nivel de desarrollo del país, deberíamos crecer a niveles de 6 o 7 por ciento anualmente. Este nivel de crecimiento, no tan solo permitiría elevar el nivel de empleo en el país, sino que también permitiría mejorar la calidad de los empleos que se generan.
El nivel de precios en el país es uno de los indicadores que se ha desviado de los objetivos que originalmente se plantearon, si bien es cierto que el gobierno federal no es el encargado de controlar la política de precios en el país, pero con sus políticas públicas sí impacta en su comportamiento.
Por ejemplo, un factor que ha contribuido en el no cumplimiento de la meta, es que, con la caída internacional de los precios del petróleo, se redujeron los ingresos del gobierno, situación que compensó aplicando impuestos elevados a las gasolinas. Por citar un ejemplo, el precio del litro de gasolina magna a principio del sexenio costaba 10.7 pesos y para este 2017 alcanzó precios de los 16.3 pesos, es decir un crecimiento de 52 por ciento en el costo de este energético. Esta situación terminó por presionar los precios de los bienes y servicios en el país.
Pero también, la depreciación del peso contribuyó en esta situación; en 2012 la paridad peso-dólar se ubicaba en 12.9 pesos y para 2017, se ubicó en 19.2 pesos. Esta marcada depreciación presionó los precios en el país, ya que una parte importante de los bienes que consumimos los importamos, así que, al depreciarse la moneda nacional con respecto al dólar, ha contribuido a que los precios en el país se eleven. El crecimiento de los precios provoca que el salario de la población pierda valor.
Estos tres componentes: crecimiento, empleo e inflación (crecimiento de precios), son los que más preocupan a la sociedad mexicana. De hecho, constituyen la base para la construcción del nivel de confianza de la población. En 2012 este índice se ubicaba en 99 unidades; para 2017 se encuentra en 89, esto significa que la confianza de los consumidores respecto al desempeño de la economía ha disminuido.
Este panorama de los últimos cinco años nos expone una economía estancada con presiones inflacionarias, que genera empleos, pero mal remunerados. Así, que este diagnóstico lo tendrán que tener claro los candidatos presidenciales para elaborar sus propuestas, si realmente quieren ganar. Usted ¿qué piensa?

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